miércoles, junio 03, 2009

Los estertores del periodismo en papel


Lo vieron venir y no midieron el efecto. Minimizaron el impacto. Creyeron que el nuevo medio se volvería un aliado más y cayó sobre ellos cual meteorito: sólido, contundente, implacable.
No se puede culpar del todo a periódicos y revistas, sin embargo. En sus inicios, internet parecía ser una valiosa herramienta para quienes transmitían noticias a través de la prensa escrita.
Aun así, algunos pesimistas se preocupaban por la que entonces parecía una remota posibilidad: que internet sustituyera a la prensa escrita en papel, incluso a los libros.
Pero cada que aparecía un suspicaz, era contrarrestado de inmediato por un grupo de románticos que afirmaban que los periódicos y la revistas nunca desaparecerían. ¿El argumento? Que la gente nunca cambiaría la comodidad de leer en papel por la “molestia” de hacerlo en la destellante pantalla de una computadora.
¿Pecaron los periódicos y las revistas por exceso de confianza?
No del todo. Finalmente, el periodismo escrito en papel llevaba varios siglos siendo el rey, desde la aparición de las hojas volante a finales del siglo XV, hasta el término del siglo XX.
En el camino, la prensa escrita había tenido que vérselas con otros competidores. Los más fuertes, sin duda, fueron la radio y televisión, que con sus noticias al minuto le robaban protagonismo.
Pero pronto, periódicos y revistas se dieron cuenta que los tres medios de comunicación podían complementarse. La inmediatez que ofrecían radio y televisión no podía competir con lo que los medios escritos ofrecían: profundidad en la investigación de las noticias y permanencia (es decir, el público podía guardar el material que considerara de su interés).
Por lo tanto, al paso del tiempo, la convivencia entre los tres medios fue armónica.
La llegada de internet
En 1988, con 18 años de edad, pisé por primera vez las oficinas de un periódico mexicano: El Nacional.
¿Mi labor? Corrección de estilo.
En aquel entonces, apenas habían arribado las primeras computadoras a la redacción del diario, y convivían tímidamente (en una zona de capturistas) con enormes máquinas de escribir, que eran las reinas absolutas del espacio y la herramienta esencial de trabajo de reporteros y editores.
Aún no había internet, se trataba de aquellas primeras computadoras de pantalla verde oscuro con brillantes letras verde claro.
Ni pensar, por supuesto, en correo electrónico o avances por el estilo. En la redacción aún había télex para recibir los cables con noticias internacionales y el periódico se formaba a la antigua: Se capturaba e imprimía la información en forma de columnas y después los formadores recortaban cada columna y la pegaban en una hoja que sería pasada por la prensa para ser copiada en la impresión de los diarios. Un proceso artesanal, pues.
Unos años después (cinco para ser exactos), dejé de trabajar en El Nacional para irme al Reforma, un diario vanguardista donde los formadores habían sido sustituidos por diseñadores gráficos y las máquinas de escribir habían desaparecido para dar paso a las computadoras.
Ya había internet, con todo y los primeros intentos de correo electrónico; pero los buscadores ofrecían solamente información en inglés y los periódicos aún no tenían ediciones electrónicas. Hasta entonces nadie veía a internet como un posible peligro para la prensa escrita en papel y sí como una valiosa herramienta de trabajo.
Para el inicio del siglo XXI, internet ya se había expandido. Los periódicos del mundo entero empezaron a lanzar sus ediciones electrónicas y todo parecía ir sobre ruedas.
Sin embargo, unos años después, con el crecimiento implacable de Google y la posibilidad que ofrecía a los lectores de obtener información al segundo sobre el tema que quisiera, en su propio idioma (o en otros, si lo requería) y con gran cantidad de fotos, así como la llegada del “periodismo civil”, representado en la infinidad de blogs que hicieron su arribo, los periódicos empezaron a cuestionarse sobre su permanencia ante la competencia feroz de internet.
Entonces, sólo hasta entonces, se empezaron a hacer cambios. En algunos casos cambios abruptos, rediseños forzados por la desesperación, tratando de deshacer el nudo gordiano hasta dar con la clave que permitiera a los medios escritos en papel competir con el medio electrónico, ser rentables, recuperar a los muchos lectores perdidos entre los buscadores de internet.
Me tocó en alguna ocasión estar en una interesante conferencia dictada por uno de los colaboradores en el rediseño del Miami Herald (entre otros periódicos del mundo).
Él sugería, por ejemplo, la necesidad de incluir en los periódicos un par de páginas que, guardando las proporciones, ofrecieran lo que un buscador de internet: pequeños resúmenes de información variada, con foto en algunos casos, para que el lector pudiera seleccionar qué información quería leer más a profundidad, y si no tenía tiempo de una lectura extensa, quedara satisfecha su necesidad de información con sólo estas dos páginas.
Fórmulas como éstas me tocó a escuchar a menudo en mi paso por los grandes diarios de México, y sin embargo, el futuro alcanzó al periodismo en papel de la peor manera.
En Estados Unidos diarios y revistas de gran renombre están cerrando sus puertas o en una crisis severa, como ya lo reseñó el magnífico reportaje publicado hace algunas semanas en el periódico español El País.
¿Por qué primero en Estados Unidos? Pues porque ahí es donde hay más computadoras per cápita. Esto no quiere decir que a los demás periódicos del mundo no les sucederá lo mismo. La diferencia en los tiempos no evitará el arrase inminente. Mientras más popular se vuelva el uso de computadoras con internet en el mundo, más peligrarán los periódicos y revistas.
¿Con qué herramientas pueden competir estos medios contra internet, que en cuestión de minutos ofrece al público (entre muchas otras cosas) la información de 10, 15, 20 distintos periódicos y revistas del mundo entero?
Me decía un amigo periodista y lector: ¿Para qué esperar al repartidor del periódico que compraba (que por cierto siempre se atrasa) si puedo tener a mi disposición todos los periódicos que yo quiera en cuestión de segundos?
Digo yo: ¿Para qué tener a la mano la línea editorial de un solo periódico, cuando se puede leer la de muchos en sólo una hora para darse una idea más plural de la información que se está ofreciendo?
En el citado reportaje de El País, periodistas que defienden la teoría de que los periódicos están en crisis pero no desaparecerán, le apuestan a que tarde o temprano la gente se cansará de internet. Sin embargo, me parece consuelo de tontos, es casi tanto como decir que la gente se cansará algún día del cine o de la televisión.
¿Qué pasará entonces con nosotros, los muchos periodistas que crecimos en las redacciones de los periódicos? Eso es lo que aún está por verse.
Lo cierto es que para alguien como yo, que durante 20 años tuve como segunda casa las redacciones de los diarios, este proceso duele y duele mucho. Duele imaginar el cierre de redacciones, con sus enloquecedores sonidos de teléfono a toda hora, sus reporteros y editores de café en mano, sus diseñadores, su locura de las seis (previa al cierre), sus emociones en días de cobertura especial, su bohemia.
Ojalá que el cierre de periódicos pare, que algo suceda que detenga esta tendencia. Pero hay que reconocer que, hoy por hoy, lo único que nos queda es la esperanza.

7 comentarios:

Olivier dijo...

Excelente texto, me trajo muchos recuerdos e incluso lágrimas por la crisis que estamos viviendo.
Creo que debiste proponer la solución que, una vez hablando del tema, me dijiste.
Muchas felicidades y besitos.

Vania B. dijo...

Qué tema más complicado. Lo oí hace unos meses en un noticioso radial: muchos de los periódicos del primer mundo (y del mundo en general) están en crisis a causa del internet.

Aquí en Bolivia el acceso a la "red" es bastante limitado. Tengo entendido que apenas alcanza al 4% ó 5% de la población, por cuanto el periódico tiene todavía un tiempo más en escena.

En mi caso, cuando me trasladé a la casa de mi suegra, el que más sufrió fue el repartidor de periódicos, pues redujimos la "dosis" de dos periódicos diarios (que recibía mi suegro) a solamente dos los Domingos, pues mi marido y yo tenemos la costumbre de revisar la prensa y las noticias por internet todos los días, y sólo por el gustito de leer en cama y en pijamas mantuvimos el periódico de los Domingos.

En fin. Me encantó tu post.

Besos.

isaurapdeve dijo...

Siendo tú y Oli periodistas no sé ni que decir, porque estoy a favor de los contenidos libres, del freeware, de la libertad de internet.. pero claro, esto siempre impactará a alguien, como ustedes, en este caso.
No sé en el mundo de los periódicos y editorial, pero al menos en el de la música se pasaron de listas las disqueras dándose una vida de reyes con las ganancias millonarias y bueno, al músico un tajito del pastel solamente. Y el público pagando los Mercedes y las amantes del dueño de la disquera, mientras el artista no gana tanto.
Si se pudiera extrapolar, creo que es lo que sucede en el mundo del periodismo, pus el único pagano acá en esto es el periodista, porque mientras los dueños pudieron exprimir a la vaca, venga. Cuando ya no dió leche, carga con todos los que trabajan para él.

DULCE dijo...

Ante todo mil disculpas por no pasar por tu blog, estuve con algunos problemitas de salud, producto de "otros", que veras en mi rincon.
Magnifica entrada!
Acuerdo totalmente!
Te dejo besos
Dulce

Citizen dijo...

Qué pasará con los reporteros? Lo que ha pasado en los últimos años: que en vez de que haya una plantilla laboral de 15 reporteros, quedarán solamente 5; dos diseñadores, y los respectivos jefes... ¿qué pasará con las revistas y periódicos? lo que ha pasado en la última década: alianzas, fusiones. Ese es el entorno mediático que me ha tocado vivir en el periodismo. Escuchar o saber que de cierto número de colaboradores (free lance reporters, como yo) se quedan con un par y lo demás - como me lo han dicho incontables veces los editores- lo harán in house.
Digamos que es una tendencia en todos los rubros: fusiones y compras.
Y claro, una buena dosis de especialización y actualización de conocimientos podrán servir de ayuda.
Mientras? Y seguir trabajando y viendo cómo el mercado laboral en los medios (y de los medios) se hace chiquito.
Interesante post.
Un gran abrazo

Unknown dijo...

Disculpa si por una vez paso por tu espacio sin comentar el contenido de tu entrada, pero quiero avisar a todos mis amigos de que he publicado la entrada número 200 de mi blog y me tomo un descanso, no sin antes agradecer todo el cariño y compañía que siempre me das. Un beso con cariño,
V.

maquinarte dijo...

@Hola Taito he llegado a tu blog, por el texto de los 52 días antes del cumpleaños.. tengo una amiga que esta a punto de su cumpleaños y esta pasando por un montón de eventos desafortunados... asi que le envie tu texto.. que a mi me encanto, después segui leyendo sobre los estertores de las publicaciones... y felicidades me parecio estupendo.. yo soy diseñador editorial, soy un apasionado del tema y un romantico dela textura del papel y el olor a tinta... me niego creer que la web pueda más que tanto años de tradición.. soy un romatico pues...