martes, enero 30, 2007

Repite conmigo: va-gi-na


Parece mentira, estamos en pleno siglo XXI y la palabra vagina se sigue diciendo en un susurro, como si se tratara de un término rudo, sucio, altisonante
Aún recuerdo cuando llegó a México la obra teatral Monólogos de la Vagina. Yo trabajaba entonces en un periódico y cada vez que tenía que mencionar el nombre de este montaje en las juntas editoriales, me respondía una oleada de risitas nerviosas que venían de todos los rincones. Hombres y mujeres que aparentemente deben tener una mentalidad abierta por la profesión a la que se dedican no resistían el miedo ante una palabra que les sonaba a prohibido.
Poco antes, había tenido la oportunidad de ver un video de los Monólogos de la Vagina en voz de su autora, la estadounidense Eve Ensler. El montaje me pareció francamente hermoso. No recurría a grandes trucos escénicos ni a actuaciones recargadas, sino que a través de un lenguaje sencillo e historias cotidianas invitaba a las mujeres a nombrar, reconocer, aprender a querer y valorar el inmenso poder de su vagina.
Recuerdo especialmente un tramo de este montaje en el que la autora decía que las mujeres deberíamos exigir a los ginecólogos un mejor trato para nuestras vaginas. Pedirle al doctor que por lo menos se tomara la molestia de entibiar los aparatos con que nos hace las revisiones periódicas. Después, sugería "consentir" nuestro órgano sexual con ropa cómoda, suave, que no lo maltratara.
Antes del estreno de este montaje en México, tuve oportunidad de entrevistar a la sexóloga Anabel Ochoa, por quien siento gran respeto y empatía. Ella era una de las voces que iba a dar vida a los monólogos de Eve Ensler, así que aproveché para hacerle una pregunta que circulaba en mi cabeza de tiempo atrás: ¿Por qué a las mujeres nos da miedo nombrar a nuestra vagina?
Anabel me explicó algo que de tan simple yo había pasado por alto en mi búsqueda para encontrar respuesta a esta interrogante. Yo me había dicho a mí misma que el problema estribaba en los prejucios educativos con que se dotaba a la mujer desde su más tierna infancia. La sexóloga tenía una respuesta mucho más simple: las mujeres no vemos a nuestra vagina. De ahí que desde pequeñas aprendamos a ignorarla.
Después amplió la respuesta: Desde su más tierna infancia, el hombre se familiariza con su órgano sexual porque lo tiene expuesto, lo ve todos los días, aprende tempranamente su nombre y después le pone todo tipo de apodos. Se encariña con él, juega con él, reconoce lo que siente y lo valora casi como a un amigo.
La mujer, en cambio, no ve a su vagina, en muchos casos no la conoce, y por ello le resulta más fácil hacer como que no existe a pesar de estar ahí.
Esto, claro, es causa directa de muchos trastornos sexuales, de muchas represiones mentales y de una gran infelicidad.
La sexóloga sugería entonces dos cosas:
1) Repetir la palabra vagina tantas veces como fuera necesario, en un himno incesante, hasta despojarla de cualquier significado negativo y convertirla en algo tan familiar que pudiéramos hablar de ella lo mismo en la casa que un café con los amigos. Al fin y al cabo, la palabra vagina no tendría por qué tener una connotación negativa, pues decir vagina debería ser tan natural y limpio como resulta decir mano u oreja. ¿O es que acaso alguien pone cara de espanto y se tapa la boca con gesto sorprendido cuando a alguien se le escapa hablar de la nariz?
2) Decía que las mujeres deberíamos darnos el tiempo de conocer a nuestra vagina. Proponía, como primer ejercicio, sentarnos en nuestra cama, en un momento en que estuviéramos relajadas, y poner un espejo entre las piernas para saber de qué color y forma era nuestra vagina. Porque sí, es increíble, pero aquello que debería sernos tan familiar a todas las mujeres muchas veces resulta desconocido.
La vagina es la esencia misma de la feminidad, la puerta a la vida y al placer, y no tenemos otra forma de consentirla, quererla, respetarla y protegerla de potenciales agentes dañinos que reconocerla y nombrarla sin miedo, una y otra vez, no sólo las mujeres sino también los hombres.
Al fin y al cabo, si no existieran miles de millones de benditas vaginas en este mundo, tal vez la vida humana ya se hubiera extinguido.


* El cuadro que ilustra este texto, titulado Desnudo Femenino Reclinado, es de la autoría del muralista mexicano Emilio Amero.

sábado, enero 27, 2007

Este pinche mundo "light"


La verdad es que no encontré otra palabra mejor que un altisonante y liberador pinche para definir a este mundo "light" en que nos consumimos en la primera década de este tormentoso siglo XXI.
Dice el diccionario que la palabra pinche alude a un ayudante de cocina, pero inmediatamente después ataja este significado más bien simplón para aclarar que en México utilizamos este bendito término para referirnos a algo que nos parece despreciable. Es una palabra altisonante, es cierto, pero como todas las que pertenecen a este género, bien usada puede dar en el blanco de mucho mejor manera que cuando se intenta guardar la corrección política.
En fin, el punto es que quiero hablar, como lo reza mi título, de este pinche mundo "light". No me refiero con este término únicamente a una cuestión consumista referida a los refrescos, leche, yoghurt y un sinfín de etcéteras bajos en calorías. Hablo de un concepto general.
Me explico: Los sistemas políticos y sociales de hoy pretenden que los humanos seamos "ligeros" en todos los ámbitos de la vida. Que nuestra salud sea ligera, que nuestros gustos sean ligeros, que nuestras costumbres sean ligeras y lo que es aún peor, que nuestro pensamiento tenga una gran dosis de ligereza.
Vamos punto por punto: Para ser una persona "in" en el mundo "light", yo tendría que empezar por cuidar mi alimentación. Esto significa, primero, consumir productos saludables, bajos en calorías y sin glutamatos (se los dejo de tarea), que me permitan tener una cintura de menos de 80 centímetros. Eso sí, como el mundo "light" nunca se pone de acuerdo y cae en las más ridículas contradicciones, me dicta que yo debo estar baja de peso, sin abdomen, con cintura pronunciada, pero no tanto que llegue a niveles de anorexia o bulimia.
El mundo "light" también me ordena que evite comer cualquier alimento que tenga cancerígenos, como los productos enlatados, o que me eleve el colesterol y los triglicéridos. Me sugiere que en lugar de eso consuma vegetales y frutas (las carnes de todo tipo también deben ser vistas como "el enemigo"). Por cierto, la última moda es comer vegetales y frutas "orgánicos", a los que no los haya tocado ni una brizna de pesticida, porque de lo contrario, me dirigiría a una muerte segura. Por aquello de las recochinas dudas, mejor seguir dietas como la vegetariana o la macrobiótica, consumir zumos en gran cantidad, beber mucha agua, siempre y cuando sea embotellada (y si es de buena marca hasta es para presumir), y evitar lo más que se pueda el huevo e incluso la leche con lactosa. ¿Que no tienes intolerancia a la lactosa? No importa, hombre, lo ideal es estar "in".
El mundo "light" me ordena hacer mínimo 30 minutos de ejercicio diario para mantenerme saludable y fuerte. Eso sí, también me aconseja que traiga el auto del año y por ello no me advierte que evitar la sana costumbre de caminar un poco, me provoca más estrés y es más perjudicial que no llevar una rutina de gimnasio. ¡Incongruencias típicas del capitalismo!
El dichoso mundo "light" me obliga a rendir lo máximo en la oficina, así que no está mal tomar multivitamínicos como una rutina, incluso sin consultar al médico, porque qué me va a decir el médico que no me pueda decir una interesante revista "de hoy".
El mundo "light" me conmina a tener el mejor sexo del mundo. Si no lo logro de manera natural -que por cierto es como todos deberíamos lograrlo- para eso están los medicamentos auxiliares, los ejercicios y los libros de autoayuda.
El mundo "light" me dicta que para triunfar en la vida debo ser hermosa o guapo, y tener lo último en vestidos, autos, equipos de computación, iPod, MP3, DVD, juegos de video, en fin, las delicias del consumismo.
El cigarrro es el demonio del mundo light, perseguido, vilipendiado y malvisto. El alcohol no tanto, porque al final de cuentas, todo aquel que vaya a un antro a chacotear está "in", y ello incluye convivir con unas copitas de por medio. Por su parte el café, antes criticado por este mismo mundo, ahora resulta que no sólo provoca adicción, irritación del estómago y estados nerviosos alterados, sino que tiene propiedades medicinales recientemente descubiertas. Ya lo decía, contradicciones de este pinche mundo "light".
Para pertenecer al mundo "light", yo tengo que estar al tanto de todos los adelantos tecnológicos, saber hablar con soltura de las cremas, shampoos y perfumes con los que acostumbro embellecerme, conocer por lo menos a los personajes más sobresalientes del jet set internacional, tener al día los reportes de los últimos regímenes dietéticos y rutinas de ejercicios que he hecho por si salen al paso en alguna conversación y comportarme con educación pero al mismo tiempo con un cierto desparpajo que indique que soy "cool".
Pero no todo es superfluo, por supuesto. Al mundo "light"también le interesa apoyar la lectura y propone para ello libros que nos ayuden a crecer, como Caldo de Pollo para el Alma, Los Hombres que las Mujeres Odian, Como Servir la Mesa si Tenemos Invitados y otras delicias.
Si de otros temas de cultura se trata, para eso están los "reality show"
En fin, el caso es que seguir las pautas del mundo "light" y ser correctos en esta época, significa volvernos paranoicos y no vivir en la sana libertad que la filosofía de todos los tiempos ha buscado para el hombre. De paso, significa no pensar, no hacerse preguntas existenciales y no indagar demasiado en las profundidades del espíritu humano, que al fin y al cabo esta es una tarea para gente tiesa que no está al último grito de la moda.
Yo, la verdad, me opongo rotundamente al mundo "light": procuro comer lo que me da la gana sin reparar en las calorías, duermo a la hora que lo necesito, bebo lo que quiero y cuando así lo necesito, hago ejercicio cuando mi cuerpo me lo pide, leo a grandes escritores y lo más sabroso de todo, ¡me importa un rábano si los demás están de acuerdo o no!
Al fin y al cabo, mis ancestros vivieron una vida plena sin tantos dictados ni tanto imbécil detrás de ellos que les advirtiera de todo aquello que era supuestamente "dañino para la salud" física, mental, sexual y social. Yo quiero vivir y no sobrevivir cada día con el miedo de que me llegue la muerte por no ajustarme a este pinche mundo "light"

miércoles, enero 24, 2007

Lo vi venir...

Lo vi venir, el paso sereno, quizá un poco inseguro, pero siempre lleno de la dignidad de antaño. Sus ojos se dirigieron hacia mí, en un acto de rebeldía ante la gente que iba por la calle. No pensaba permitirles que se dieran cuenta de que su vista se ha ido apagando hasta dejarlo viendo fantasmas.
Su fina estampa de siempre permanecía intacta: el traje sin una sola arruga, los zapatos perfectamente boleados, la corbata en su lugar, el cabello cano peinado impecablemente, sin una hebra fuera de sitio. El toque de la gabardina como perfecto complemento a su elegancia.
Sin embargo, al verlo sentí un dejo de tristeza. Era yo, ahora, la que tenía que esperarlo ahí hasta que terminara de cubrir la distancia que nos separaba para brindarle mis brazos como apoyo, del mismo modo que él, algún día, había esperado que yo y mis primeros pasos inseguros llegáramos hasta él.
Fue un breve instante, quizá un pestañeo, el que trajo mis primeros recuerdos de él a la memoria consciente. Lo recordé como cuando era niña, con su voz potente retumbando por la casa, su olor a loción, su conversación siempre inteligente, el humo de su cigarro, el sonido monótono de su máquina de escribir, ese tono lleno de diplomacia con el que hablaba por teléfono y que siempre me admiraba.
Recuerdo que alguna vez pensé que si la casa se caía encima de nosotros, yo no tenía qué preocuparme, porque él, mi padre, sería capaz de sostenerla con sus dos manos, como un Atlas moderno.
Lo vi venir, y me quedé mirando sus ojos, esos ojos en los que yo misma me reconocía, esos ojos que habían recorrido admirados los paisajes de Paris, Madrid, Praga, Budapest; esas mismas ventanas que habían conocido artistas, deportistas, políticos y hechos impactantes, para que después mi padre desahogara los hechos vividos en hojas de papel que llegaron a otros ojos, muchos ojos, los de infinidad de lectores.
Me pregunté entonces si no sería que los ojos de mi padre decidieron apagarse, poco a poco, tan sólo porque sentían que era demasiado y maravilloso lo que habían visto y era hora de descansar.
En la adolescencia, mi actitud de admiración total hacia mi padre cambió. No ayudó el hecho de que en esa época el matrimonio con mi mamá hubiera acabado en derrumbe. Mi mente juvenil le cargaba toda la culpa a él, por no haber moderado su carácter, por no haber sabido ser fiel.
Muchos de mis actos de esa época tenían su génesis en un hondo deseo de retarlo, de ponerlo de cabeza, de confrontarme con él. Un buen día, decidí dejar de verlo, por salud mental.
Dos años habrían de pasar hasta que mi padre apareció de nuevo en mi vida. Era la época en que yo estaba en la escuela de periodismo, la carrera en la que él era todo un maestro. También era la época en que había terminado un noviazgo que me hizo caer en una profunda depresión.
Mi padre apareció, y con esa sabiduría que lo caracteriza, me hizo saber que entendía mi dolor y que estaba conmigo. Aún no sé si alguien le avisó lo que me sucedía o él lo adivino, pero sé que estuvo ahí cuando más lo necesitaba.
A partir de ese momento, mi padre y yo establecimos una conexión limpia de viejos rencores, amorosa, clara, aunque no exenta de alguno que otro estallido. Al fin y al cabo, dice el dicho "de tal palo, tal astilla".
El puente que hemos construido entre los dos está hecho de anécdotas, de sueños compartidos, de una profesión que nos une, de preocupaciones comunes, de amor y de complicidad.
Al fin y al cabo soy su sangre, su Negrita, la misma que aprendió a amar la poesía de niña porque la escuchó de sus labios de declamador fuera de serie, la misma que aprendió a adorar el sonido de la máquina de escribir porque la relacionaba con el quehacer fecundo de su padre, la misma que adoptó su ideología como propia, producto de una profunda admiración por sus teorías sobre la justicia humana. La misma que adoró su manera de oír el tango, los boleros, la trova.
Al tiempo, claro, he aprendido a formar mis propios puntos de vista, a veces distantes a los de mi padre. Pero siempre, en el fondo, está su luz que me sigue indicando el camino.
Lo vi venir, paso a paso, cuidando de no tropezarse, adivinando en medio de una neblina, mi rostro, el rostro de esta Negrita, su Negrita, que se había ido transformando de niña a mujer cuando sus ojos todavía podían verla con nitidez.
Hubiera querido desatornillarme los ojos ahí mismo y entregárselos, pero una voz interna me avisó que era imposible.
Cuando llegó hasta mí, le di el acostumbrado beso en la frente, y entonces, sólo entonces, una lágrima rodó por mi mejilla.

martes, enero 23, 2007

Inventario personal

Hace años, mi amiga Carmen me contó de una tarea que le había solicitado su psicoanalista. En una hoja de papel debía responder, a modo de ejercicio, tres preguntas clave: ¿Qué tienes? ¿Qué eres?, y la más difícil y más importante de todas, ¿quién eres?
De entrada, y a los 20 y tantos que tenía yo en aquel entonces, me pareció que mi amiga exageraba al decir que era una labor difícil. Pero al paso de los años, cada vez que trato de responder estas preguntas en mi cabeza, más pedregoso me resulta el camino, sobre todo cuando llego a la tercera.
Hoy decidí que era un buen momento para entrarle al inventario, porque siento que este es el espacio infinito donde puedo reencontrarme a mi misma y porque no hay mejor manera que compartirla con los visitantes frecuentes y aislados que se atreven a entrar a los mundos que construyo.
Va, pues:

¿Qué tengo?
Tengo un marido por el que muchos me han dicho que me saqué la lotería y del que me confieso una adicta sin remedio. Tengo un par de hijos inteligentes y bellos, tengo una madre y un padre que aunque lejos uno del otro, siempre están cerca de mí. Tengo a mi hermano Grimalkin, a mi cuñada Gaby, a mis sobrinos Sealtiel y Krys, una familia que siempre va en mi corazón. Tengo a mi hermano Melicos y a Adriancín, la pareja de mi mamá, que son estrellas en mi noche. Tengo una abuelita que fue mi ángel de la guarda por muchos años, pero que un día se olvidó que yo existía, por el peso de los años. Tengo muchos tíos. Tengo suegros, cuñados, concuños y a mi sobrino Rodri, a quienes he aprendido a adorar por muchas más razones que el lazo familiar que nos une. Además, tengo una pila de libros y revistas, ropa y zapatos que ya han conocido varias batallas a lo largo de los años, unas cuantas alhajas sin valor, sala, comedor, recámaras, microondas, computadora, tele, dvd, todo compartido con mis tres hombres. Tengo una muñeca que me regaló mi abuela y se parece a mí, y otra que me regaló mi marido y que me recuerda que aún sigo siendo niña. Tengo poco dinero, pero muchas ganas de conseguirlo. Tengo brazos, piernas, ojos, cabello, que tal vez no ganarían un concurso de belleza, pero que me han dado buen servicio. Tengo un cerebro, y trato de alimentarlo con la frecuencia que me es posible, porque de él dependo. Tengo 36 años que he vivido a plenitud.

¿Qué soy?
Soy periodista, aunque ya no estoy segura por qué. Alguna vez soñé con ser escritora, pero nunca pensé que esto tendría que ver con los medios de comunicación. De hecho, de niña decía que nunca sería periodista, pero creo que me fui dejando llevar por la vida y acabé aquí, donde mi padre cosechara tantos triunfos. He sido feliz en mi profesión, pero no puedo evitar cuestionarme a cada paso si era aquí donde debería estar, supongo que sí. También soy madre, y tal vez no la mejor, pero sí una madre que a diario les dice a sus hijos que los ama y los escucha y trata de llenarles la vida de luz. Mi labor de madre, como la de muchas mujeres, me obliga a ser por turnos, cocinera, costurera, lavandera, decoradora, enfermera e incluso un poco psiconalista, cuando entran las crisis de la edad. Soy esposa, y es un papel que cumplo con alegría, porque pese a mi vertiginoso paso por las ondas feministas, he aprendido ser una de las dos piezas del engrane para que funcione la maquinaria de mi matrimonio. También soy, como dirían en Sexo, Pudor y Lágrimas, una declarada fanática del orgasmo. Soy hija, y en este papel he sido rebelde, a veces injusta, pero trato de autoexaminarme cotidianamente y enderezar el rumbo. Soy hermana, tía, cuñada, nuera, concuña, y procuro que mi paso por la vida de los demás sea amoroso y solidario. Soy amiga, fiel hasta la médula y amorosa como la que más. Soy una niña a la que le gustan los juguetes, las películas de amor y los chocolates. Soy una bailarina experimental. Soy una lectora adicta a autores como Saramago, García Márquez, José Agustín, Paco Ignacio Taibo II y una larga lista de etcéteras. Soy una amante de la música de Serrat, Sabina, los ochentas, aunque en mis momentos de trabajo prefiero los conciertos de música clásica y para bailar, el merengue es lo mío. Soy una creyente en algo superior, pero nunca una fanática. Soy una mujer de izquierda, y tengo a mis ídolos, el Che es uno de ellos. Soy mujer, orgullosa, feliz, afortunadamente mujer.

¿Quién soy?
Soy un ser humano a veces atormentado por el peso de las angustias cotidianas, pero que siempre procura confiar en que la vida se parece mucho a la naturaleza y así como tiene momentos de frío, los tiene de calor. Igual que las hojas caen en el otoño, reverdecen en la primavera, y yo siempre estoy a la espera de la primavera. Soy una mujer que cree en sí misma tanto como cree en los demás. Quizá esto de ser confiada no siempre me ha funcionado, pero me resisto a ver a todos tras la lupa de la desconfianza. Soy una mujer solidaria. Soy, antes que nada una idealista, que cree que este mundo será mejor el día en que seamos todos congruentes, el día en que permitamos a los demás tener la misma libertad de elección que pedimos para nosotros mismos. Soy un ser humano que ve a todos igual, sin importar si tienen más o menos dinero, si se ajustan o no a las reglas establecidas de belleza o comportamiento, si tienen una u otra preferencia sexual o su piel es de tal o cual color. Soy un ser humano con defectos, a veces un poco depresivo, a veces un tanto impulsivo, pero me acepto tal cual. Soy una soñadora sin remedio que a veces se enclaustra en el mundo de la fantasía cuando el real le propina algunos trancazos. ¿Acaso existe el mundo real? Soy yo, y he aprendido con el paso y el peso de mis 36 años que ser yo es toda una responsabilidad, pero cada día, a cada momento la asumo gustosa, no me pesa ni un minuto de los que he vivido, no me pesa ninguna de las palabras dichas porque siempre he tenido tiempo de refrendarlas o retractarme. No me pesa ninguno de las experiencias transitadas porque gracias a ellas, por más dolorosas que sean, he trazado nuevos y mejores caminos. No me pesa ser yo, así, Taydé Cecilia, tan simple y hermoso como eso.



viernes, enero 19, 2007

Y la feminista calló

Cuando el último de sus compañeros de oficina le dio el beso de despedida, Isaura respiró profundamente, en un intento por encontrar el valor para ir a hablar con Checo, su jefe desde hacía siete años.
El momento de duda no tenía que ver con que Sergio "Checo" Covarrubias fuera un jefe despótico. Por el contrario, habían forjado su amistad con paciencia y con el fuego de las risas y las bromas con las que espantaban el estrés que les provocaba la labor cotidiana.
Isaura dudaba, sin embargo, porque tenía que ir a reclamar a "Checo" que la dirección de la nueva revista hubiera quedado en manos de Francisco Cedillo y no de ella, como venía rumorando toda la oficina semanas atrás.
Al entrar a la oficina de su jefe, Isaura lo descubrió como todos los días a las 10:00 de la noche, frotándose los ojos para que éstos no se resistieran a terminar de leer los 100 mil correos electrónicos que recibía cada día.
- ¿Ya listo para irte?, inició Isaura con el tono cordial de siempre.
- Casi, pero estoy muerto, creo que no alcanzo a llegar al viernes y eso que hoy es lunes- le dijo en un tono que pretendía ser bromista, pero detrás del cual se percibía un verdadero agotamiento.
- Oye, Checo, traigo un problema- dijo Isaura y sin esperar a que Checo pusiera su acostumbrada cara de "tienes toda mi atención", prosiguió -estoy un poco sacada de onda porque todos decían que la dirección de la nueva revista era para mí, y sin embargo la dejaste en manos de Francisco.
- Fácil, Saurita, la revista es de cine, Francisco es experto del tema y tú no, me pareció que no había mucho que pensarle-, respondió Checo mirándola a los ojos con gesto amistoso.
Como era lógico, la respuesta directa y sincera de su jefe no convenció a Isaura, así que, fiel a su costumbre de no dejarse ganar fácilmente, decidió asestar un golpe certero para dejar en la lona al contrincante.
- ¿Es eso, mi buen Checo, o una cuestión de género?
- ¿A qué te refieres?
- No sé, pienso que quizá te resultó más fácil incluir a alguien del club de Machos Unidos en la dirección...
Checo se removió incómodo en el asiento. Los ojos, antes cansados, habían vuelto a recobrar al brillo. Estiró la mano, tomó un marco que tenía a un lado de la computadora y se lo acercó a Isaura con una sonrisa maliciosa. Isaura, a su vez, leyó en un segundo la inscripción "No se aceptan acreedores ni feministas. Hoy no fío, mañana sí", y decidió regresar el golpe.
- Lo sabía, tú me lo estás diciendo con ese letrero, estás en contra de las mujeres.
- Mira, Saurita, no creo que estás horas y con el cansancio que me cargo sea hora de discutir sandeces.
- ¿Por qué no?, ¿te da miedito?
- Está bien... vamos a ver, tú eres de las que cree que cualquier cosa que pase a las mujeres que no sea lo que ellas esperan es producto de una conspiración masculina en su contra.
Isaura estaba a punto de responder, pero cuando vio que su jefe no pensaba detener el discurso decidió escuchar.
- Y crees, por lógica, que debes defenderte del hombre, no permitir que se salga con la suya, reivindicar tu derecho a ser independiente, exitosa, a trabajar.
- Pues sí- contestó Isaura con una renovada seguridad.
- Te pregunto, ¿qué pasaría si el día de mañana tú quieres dejar de trabajar y que Jorge, tu marido, te mantenga?
Isaura se quedó en silencio un momento, pero cuando cayó en la cuenta de que Checo esperaba una respuesta, dijo sin titubear.
- Le diría a Jorge que me mantenga, pero honestamente esto no tiene nada que ver con lo de la dirección y tu decisión por Francisco.
- No espérame, tú querías que habláramos de la lucha de géneros, me crees injusto por tomar una decisión que según tú estuvo influida porque Francisco es hombre y no porque maneja mejor el tema de cine, así que ahora déjame terminar.
Isaura, quien había tomado una pluma para pasearla por los dedos y dominar los nervios, lo dejó continuar,
- Bien, ahora qué pasaría si llega Jorge y te dice, mi vida, quiero dejar de trabajar y que tú me mantengas.
- Pues le diría que no, claro- respondió Isaura.
- ¿Y por qué no? Tú si tendrías esa oportunidad, ¿por qué él no?
- Porque yo no tengo por qué mantener a nadie.
- ¿Y Jorge sí?
- No es el punto, Checo, y lo sabes.
- ¿Dejas que Jorge te abra la puerta del coche?
- Claro
- ¿Por qué, si tu eres una mujer fuerte e independiente?
- Porque es un acto de caballerosidad.
- ¿No te parece más bien un acto de sobreprotección que lo que en realidad quiere decir es que eres débil y quizá incapaz y que por ello es mejor que te abran la puerta por aquello de que tú no puedas hacerlo?
Isaura empezó a sentir un profundo deseo de terminar en ese momento la conversación y dejar de hablar con Checo por lo que restaba de su vida, pero su jefe parecía dispuesto a continuar y a desahogar en ella el estrés del día entero.
- Mira Isaura, en serio, yo no soporto a las feministas. No es una cuestión de machismo, por el contrario, soy de los primeros en reconocer el derecho de la mujer a estudiar, a trabajar, a ser exitosa, a no limitarse a su papel de ama de casa, a triunfar en la vida, pues, pero lo que no acabo de entender es esta postura de las mujeres de hoy. Quieren que el hombre se caballeroso y las trate como lerdas, pero al mismo tiempo que las deje ser. Quieren poder manejar un coche, pero cuando lo hacen, no respetan a nada ni a nadie porque consideran que por ser mujeres deben tener privilegios especiales, que deben tratadas con delicadeza. Yo creo que la mujer se va a liberar en serio el día que sea congruente, el día que decida que es libre, pero que sea libre de verdad en cada momento de su vida, que no permita que nada ni nadie le diga que hacer, que no espere que el marido le pague las cuentas y los caprichos y además la deje trabajar. La mujer será libre el día que deje de ser la víctima del mundo. Te repito, Francisco se quedó con el puesto porque yo no tengo porque tener un trato especial contigo por ser mujer. Evalúe objetivamente quien iba a desempeñarse mejor por sus conocimientos y consideré que él era la opción, espero que lo entiendas.
Isaura decidió no agregar nada. No pensaba concederle a su jefe el privilegio de verla derrotada, así que se levantó, le deseó buenas noches y salió de la oficina a pensar de camino a casa en el discurso contundente con el que su jefe la había dejado en la lona.
Apenas llevaba un par de cuadras caminadas en busca de un taxi, cuando se topó coun una pareja que discutía acaloradamente. En cuestión de segundos, el hombre había levantado la mano y le había propinado una bofetada a la mujer. Isaura decidió que ya estaba bien de machitos para un sólo día, y sintió placer cuando caminó hacia la pareja decidida a detener el maltrato.
- Y yo que pensaba creer en todas esa patrañas del Checo. Las mujeres no nos hacemos las víctimas, somos las víctimas y aquí está la prueba- se decía mientras avanzaba.
Isaura llegó hasta los rijosos y sin más gritó-
- ¡Es usted un patán y un cobarde, porque no se pone con uno de su tamaño!
Por unos segundos la pareja pareció desconcertada.
- ¡Y usté qué se mete, vieja metiche, el es mi hombre y si me quiere matar, muy su gusto!, gritó la mujer una vez repuesta de la sorpresa.
A Isaura le cayó entonces la realidad como balde de agua fría en la espalda. Era cierto lo que decía Checo, el día que las mujeres decidieran de verdad no aceptar ni golpes, ni delicadezas, ni dinero, ni ovaciones del hombre, sino simplemente ser, independiendientes y libres, el día en que las mujeres decidieran elegir a los hombres buenos y no a los que tienen cara de desubicados, el día en que decidieran no depender de nadie y reivindicarse como seres humanos que comparten la vida con un igual, ese día la liberación habría llegado.

miércoles, enero 17, 2007

Si Taibo II puede ¿por qué yo no?


La respuesta lógica a la interrogante de mi título no requiere mucho seso: el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II puede hacer lo que quiera porque lo avalan sus cerca de 50 obras publicadas en 21 países y traducidas a una docena de lenguas. Yo apenas tengo por ahí unos cuentos que han leído mis familiares y camaradas, muchas entrevistas y notas publicadas en periódicos y algunos intentos de novela que no han cristalizado aún.

El punto es ¿por qué me surgió la idea de lanzarme, con total osadía, a formular una pregunta como la que da título a este texto?

Resulta que hace un par de días empecé a leer Primavera Pospuesta Una versión personal de México en los 90, del citado Paco Ignacio Taibo II. La verdad es que se trataba de una obra comprada hace varios meses que se me había extraviado en medio de un laberinto de papeles y revistas, así que el reencuentro fue muy grato.

Antes de iniciar el libro, y con sólo una hojeada rápida, mi marido lo catologó como "un acto de profunda huevonería por parte del maestro Taibo". A mí me pareció curioso que él lo considerara así, sobre todo si se toma en cuenta que llevamos años compartiendo el gusto por las obras de don Paco Ignacio, que nos leímos con avidez la saga del detective Belascoarán y que, aunque no lo leyó, aplaudió la pasión con la que me bebí la biografía sobre el Che Guevara de este autor.

El caso es que una vez que empecé la lectura, me di cuenta el porqué de la crítica de mi marido. El libro no es ni novela, ni cuento, ni ensayo, ni entrevista, ni testimonio, ni reportaje, ni biografías, sino todo al mismo tiempo. Me explico: hay trozos de novela, cuentos, ensayos, respuestas a entrevistas que se mandaron por correo electrónico, memorias, reportajes, ensayos, y una clara intención por parte del maestro Taibo de rescatar de los rincones perdidos de su computadora todos aquellos textos que se le quedaron en el tintero o que no quiso o no pudo publicar. Vaya, se da el lujo de incluir frasecillas de esas que todo el que escribe se pone a garabatear en sus ratos de ocio, ya sea en el cuaderno de los hijos o en una servilleta.

Yo no sé si la intención de Taibo II haya sido la huevonería o si se dio una zambullida en la carpeta Mis Documentos de su ordenador y descubrió que tenía guardados textos realmente magistrales (porque lo son) que debían conocer la luz. El caso es que en estos días, yo me he sentido como cuando se charla con un amigo que sabe de todo y lo sabe bien. Obviamente, comparto esa visión rebelde con que el maestro dota a todos sus textos, pero también me dio gusto encontrarme por ahí la mención de Víctor Ronquillo, otro escritor mexicano con quien tengo el gusto de compartir una amistad forjada en el periódico Reforma, y me puse a llorar con un texto sobre su padre, el también escritor Paco Ignacio Taibo I, que me hizo recordar mis propios días de infancia, cuando me arrullaba el martilleo de los dedos de mi papá sobre su máquina de escribir.
También, como es lógico, el maestro Taibo II me ha invitado a la reflexión, cuando incluye entre sus personajes a Cárdenas, a Zapata o escribe artículos como los que dedicó para defender el respeto por la historia mexicana que se pretendía manejar a modo en los libros de texto gratuito para alumnos de primaria publicados en 1992 y 1993.
En fin, el caso es que en medio de la lectura de este libro me pregunté, ¿por qué yo no puedo darme el lujo de hacer como el maestro Taibo y escribir un libro de todo y nada con tal maestría? Bueno, la respuesta lógica ya la dije, pero la otra es que me faltan muchos caminos, muchas experiencias, mucha investigación y algunos años por vivir.
De cualquier manera, y como suele sucederme con los autores a los que admiro, Taibo II me sirvió de inspiración. Ya agregúé una rayita más a la lista de razones que tengo raspada en la pared por las que debo ponerme seria y empezar a cristalizar mis proyectos de ser escritora algún día.
Es un sueño de niña, y siempre he creído que todo lo que se sueña en la infancia se debe hacer realidad.

sábado, enero 13, 2007

El recurso del miedo

Estaba dispuesta a escribir aquí un correo donde hablara claramente de la manera en que el nuevo gobierno de México pretende infundirle miedo a la gente, a través de comerciales donde se alaba al Ejército y al mismo tiempo se advierte que el "presidente" entrante no permitirá "que se altere el estado de derecho". Yo entiendo esas palabras, como: el que no esté conmigo, está en mi contra y por lo tanto debe ser castigado, y las firma la Presidencia de la República.
Había decidido escribir de este tema porque estoy convencida que son las razones y no el miedo los que deberían convencer a un pueblo, y que aquellos que a lo largo de la historia han usado las amenazas, veladas o no, para amedrentar a millones de personas se llaman dictadores y generalmente son personas cobardes y acomplejadas que tienen mucho que esconder. Se trata de ezquizofrénicos que sienten, por turnos, delirios de grandeza y delirios de persecución.
El caso es que mientras me preparaba para escribir, un primo me envió este comunicado del Grupo Sur que da mucho más razones de las que yo quería dar.
Les invito a que lo lean, y si como yo, tienen miedo de que acabemos a expensas de un emulo de Napoleón o de Hitler, les suplico que copien y reenvíen este texto cuantas veces sea necesario.

Alto a la tentación dictatorial
Grupo Sur: Guillermo Almeyra , Cristina Barros , Armando Bartra , Marco Buenrostro , Elvira Concheiro , Héctor Díaz-Polanco , Javier Flores , Víctor Flores Olea , Gerardo de la Fuente , Arturo Huerta , Epigmenio Ibarra , Massimo Modonesi , Lucio Oliver , Carlos Payán , Consuelo Sánchez , John Saxe-Fernández y Gabriel Vargas Lozano
1 Las fuerzas de la derecha, representadas por Felipe Calderón, han dado muestras de un impulso autoritario que, de no ser detenido inmediatamente por la resistencia social, podría desembocar pronto en un régimen abiertamente totalitario. El gobernante impuesto se conduce como si hubiese obtenido una aplastante victoria electoral el pasado 2 de julio, y la ilegitimidad de la violencia que comienza a poner en juego podría dirigir al país hacia una dictadura.
Algunos síntomas de la proclividad al autoritarismo son los siguientes:
* La criminalización de la protesta social y el uso faccioso de leyes e instituciones para amedrentar a dirigentes sociales y a la población en general.
* La colocación de fuerzas del Ejército, vestidas de verde o camufladas de azul, en las calles de muy diversas zonas del país, mientras el señor Calderón se exhibe con atuendo militar.
* El control faccioso y mendaz de los medios de comunicación, de los que progresivamente se eliminan voces disidentes, al tiempo que se toman medidas persecutorias contra emisores que osan dar mínimo espacio a la crítica.
* El nombramiento, cínico y retador a la inteligencia social, de un gabinete en el que se incluyen violadores de los derechos humanos, ex funcionarios de funestos organismos internacionales, bandoleros corporativos y corruptos de amplia fama pública.
* La campaña desaforada de odio y estigmatización, que continúa la que echó a andar Vicente Fox en contra de Andrés Manuel López Obrador y el movimiento social que lo acompaña. La derecha no ahorra epítetos y groserías: "loco" o "mesías" son los términos más sutiles con que locutores y lisonjeros del poder suelen referirse al Presidente Legítimo de México.
* La represión contra quienes piensan diferente, que despunta en las oficinas gubernamentales. Comienzan a darse casos de acoso a servidores públicos y despidos por razones de preferencias políticas e ideológicas.
* La colusión del Poder Judicial con los poderes fácticos, como lo ilustra la escandalosa exhibición del, hasta hace poco, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con el todavía gobernador de Puebla, Mario Marín, y la "donación" de éste de un terreno al órgano judicial que debe juzgarlo.
El ataque, vía formulación presupuestal, a la educación, la ciencia y la tecnología, el campo, el desarrollo social y la cultura.
Como nunca antes en México, la tentación autoritaria del régimen asume un carácter abiertamente clasista, inclusive racista. Con tal de sostener los privilegios de las elites políticas y económicas, mantener contra viento y marea las instituciones e intereses del Imperio (que al parecer ya nombra directamente funcionarios en nuestro país), se es capaz de todo: matar, encarcelar, torturar y hacer ostentación de pactos con los grupos político-caciquiles.
Los integrantes del Grupo Sur hacemos un llamado a todos los ciudadanos democráticos, trabajadores, indígenas, jóvenes, mujeres, empresarios nacionalistas, intelectuales y estudiantes, a todos los que están siendo amenazados, excluidos y amedrentados por el bloque de la derecha, a movilizarnos para detener, de inmediato y de tajo, ese derrotero.
2. La violencia autoritaria de la derecha pretende sofocar la indudable fuerza, no sólo de la izquierda, sino de la sociedad que se organiza y los ciudadanos en general. La desesperación de la derecha es producida por:
La deslegitimación creciente de su modelo económico y de dominación. El régimen neoliberal sufre una profunda crisis de hegemonía, pues la mayoría del pueblo mexicano lo repudia, y la sustitución del respeto social por la adulación pagada en los medios no hace sino deslegitimar cotidianamente, aún más, las bases de su poder.
La creciente fuerza de la izquierda social que, en Oaxaca ejemplarmente, puede sostener un movimiento de resistencia durante meses y sobrevivir a un ataque estatal en toda regla. Fenómenos de tenaz resistencia se diseminan en todos los rincones del territorio nacional
* El sorprendente poder de convocatoria de Andrés Manuel López Obrador, que ha sido capaz de movilizar a millones de mexicanos contra la imposición y por un básico proyecto democrático.
El agotamiento del modelo neo-oligárquico en todo el subcontinente latinoamericano, que va dejando cada vez más aislado al régimen fondomonetarista de la derecha panista.
Es nuestra fuerza, no nuestra debilidad, la que hace soñar a la derecha con soluciones dictatoriales. Necesitamos volcar esa fuerza sobre las calles, sobre los medios, en los análisis y debates, para detener los delirios represivos de la derecha.
3. Poner un dique a la tentación dictatorial calderonista es acción inmediata que no riñe, sino al contrario, con la responsabilidad de construir un proyecto de nación alternativo. Sobre la base de impedir el desmantelamiento de lo que queda del Estado social mexicano, que debe unir todas las manifestaciones ciudadanas en resistencia, se requiere crear nuevos diseños económicos, institucionales y nuevas prácticas políticas que cristalicen en un México renovado, democrático, justo e incluyente.
Para ello se requiere impulsar un vasto proceso de autorganización de la sociedad que se enfrente, sobre todo, al modelo neoliberal excluyente. Los primeros meses de 2007 deben ser un periodo de entusiasta e imaginativo esfuerzo de organización.
El Grupo Sur considera que la unidad de propósitos de todas las fuerzas progresistas es una condición indispensable para la transformación del país. Todas las formas organizativas, todos los proyectos transformadores, las más variadas prácticas han de confluir en una coordinación compleja, en un bloque histórico que sea capaz de poner en acto el poder social frente a los mezquinos intereses privados.
Hacemos un llamado a la Convención Nacional Democrática, a la APPO, a la otra campaña, a las organizaciones del Diálogo Nacional y a las otras agrupaciones que se han dado en los sectores sociales resistentes a iniciar de inmediato un proceso de acercamiento y unidad, cimentado en un programa mínimo. El freno a la predisposición autoritaria del régimen debería ser, en lo inmediato, el primer punto de ese nuevo pacto.
Tlalpan, 10 de enero de 2007

miércoles, enero 10, 2007

Crónica de una pastorela anunciada







Llevo días esperando encontrar la manera de subir al blog las imágenes de la ya famosísima pastorela que presenté junto con una buena e importante parte de los bloggeros que visitan este espacio. Sin embargo, no había tenido suerte, porque por alguna extraña razón el sistema no me dejaba, así que decidí mientras escribirles una crónica de lo que pasó y de repente, ¡plaf!, como acto de magia, algunas imágenes empezaron a caer. No sé si logre ponerles muchas, pero al menos espero que se den una idea de lo que pasó.
Antes, debo empezar por responder a la pregunta lógica ¿Qué es una pastorela?, interrogante que seguramente lleva días saltando en la mente de los amigos internacionales de Zona Infinita y de algunos que otros aztecas que, no sin un dejo de vergüenza, tienen que reconocer que no saben con qué se come este espectáculo.
Una pastorela, amigos, es una representación teatral. Este tipo de montajes se inició en la época en la que los españoles llegaron a conquistar México. La intención original de este tipo de teatro, en la época de la conquista, era lograr que los indígenas aztecas, mixtecas, olmecas y de otras etnias entendieran con mayor facilidad los detalles del nacimiento de Jesucristo y se familiarizaran con personajes como San José, la Virgen María, el Arcángel San Miguel. Para que entendieran mejor la concepción del mal que tiene la religión católica, también se incluyó la figura del diablo, y de un grupo de pastores que tendrían la misión de ir a ver el nacimiento del Niño Dios, pero que serían constantemente tentados por Satanás en su camino hacia Belén.
Como los mexicanos tenemos una bien ganada fama de pícaros y bromistas, la pastorela, al paso del tiempo, conservo su espíritu de mostrar una escenificación que tuviera que ver con el nacimiento de Jesucristo, pero también se aprovechó el montaje para incluir algunas bromas que satirizaban ya sea la política, la televisión, el futbol, etcétera. Por supuesto, todo ello sin tocar a las figuras religiosas.
En el caso de la pastorela que presentamos con mi familia, y en la que yo fui la adaptadora, conservamos las bases de la pastorela, pero como somos unos rojillos incorregibles, no pudimos evitar incluir sutiles toques de humor político, que francamente hicieron reír mucho a los amigos y vecinos que vinieron a vernos.
Mi hermano Melicos, que es actor profesional, fue el director y a la vez el creador de un Satanás muy simpaticón que andaba "tentando" a los pastores acompañado por su miniayudante, interpretado por mi hijo Andrés. En las fotos que acompañan esta entrada, verán claramente la lucha de los condenados diablillos, con el Arcangel San Miguel, interpretado por mi mamá, que también es la mamá de Grimalkin y la del Melicos en cuestión.
En las fotos, también podrán contemplar a un par de pastorcillas de muy buen ver... je, je, je... perdón, pero no pude evitar piropearme a mí misma... el caso es que las dos pastorcillas somos su servidora (la de blanco con azul) y Gaby (la de rosa con rebozo gris), cuyo blog muchos ya conocen y de quien tengo privilegio de ser cuñada.
También hay un pastor viejito, hincado, y otro más alto que son Adriancín y Ovivi, o en otras palabras, el esposo de mi mamá y el mío.
Finalmente, los pastorcitos niños, son Krystopher, hijo de Gaby, y mi hijo Daniel, que es el más chiquito.
Por supuesto, la pregunta que saltará de inmediato a la mente de los amigos de este espacio es ¿y dónde está Grimalkin? Bueno, esa será una sorpresa que les reservo para más adelante, porque la foto donde él aparece, musicalizando en vivo toda la obra, se negó a ser subida a este texto... Sin embargo, ya pensándolo mejor, es ideal que hagamos esperar a los fans de mi buen hermano, que seguramente quieren que le quitemos la máscara de una vez por todas, como a luchador de triple A.
En fin, el caso es que a nuestra anunciada pastorela vinieron amigos, parientes, vecinos e incluso hubo algunos improvisados que decidieron detenerse porque iban pasando y vieron a un grupo de locos representando una obra en medio de un área verde.
La reacción de todos fue cariñosa, y si bien acabamos molidos después de tanto ensayo y taller de teatro montado por el director, la verdad es que yo volvería a vivir el gusto de compartir con mi familia un momento que nos hizo valorar las capacidades de todos y cada uno, que nos hizo crecer en muchos sentidos y que fue un regalo de verdad para muchos seres que nos llenan de luz la vida cotidianamente.
En caso de que haya pastorela este año, lo cual está en serias dudas, les prometo avisar a todos con meses de anticipación con el fin de que los amigos internacionales hagan favor de comprar a tiempo el boleto de ida y vuelta para venir a vernos. Creánme que es una experiencia religiosa...
Disfruten el resultado, aunque sea en fotos, y si algún día puedo, les haré llegar hasta el video ¿va?

miércoles, enero 03, 2007

El sueño

Apenas desperté, descubrí un cúmulo de sensaciones extrañas. Un poco de melancolía, mezclada con unas ganas infinitas de reír a carcajadas, una sensación de triunfo, una esperanza.
La causa fue un sueño y decidí que este espacio era el mejor lugar para contarlo porque es realmente reparador.
Primero, soñé que estaba yo con algunos amigos periodistas que parecían muy alterados y hablaban para mandar una carta de condolencia por Carlos... ¿Qué Carlos?, preguntaba yo, y ellos me decían que se trataba de un compañero bien conocido por mí y por todos los que estamos en en periodismo de espectáculos.
- ¿Pero cómo es que murió?- preguntaba yo, que para ese momento ya me había unido al estado alterado de los demás, y no podía dejar de pensar en que Carlos era un chavo joven, talentoso, buena onda, pues.
- Pues es que estalló el Excélsior, ¿que no lo sabías?- Me respondían los amigos periodistan a quemarropa.
Entonces, yo me detenía a pensar en todos los amigos que conocía y trabajaban en ese periódico, y sentía una mezcla de pena y desesperación.
Mi marido me dijo al despertar que quizá soñé con la imaginaria explosión de Excélsior porque es uno de los diarios que más ha apoyado a la plutocracia que actualmente pretende instalarse en México a sus anchas, y con la que por supuesto estoy en desacuerdo, pero la verdad no lo creo, porque nunca he sentido especial aversión por ese diario.
Yo lo atribuyo, más bien, a que ando buscando nuevas oportunidades, y mi inconsciente me quiso traer a Carlos a la memoria como una opción para mandar mis propuestas. Eso sí mi primer pensamiento por la mañana fue el deseo de que él esté bien.
En fin, el caso es que en mi sueño, en medio de la sorpresa que me provocaba la explosión de Excélsior, alguien intervenía y me decía, no, no fue Excélsior, fue El Universal el que estalló.
- ¡Como que El Universal!-, gritaba yo.
- Así es- me decían.
- ¿Y a qué hora fue la explosión?
- Por la mañana, ya había gente trabajando en redacción.
Sé que les sorprenderá lo que viene a continuación, pero lejos de pensar en lo lamentable que era que hubiera sucedido algo así en uno de los periódicos más importantes y plurales de México y sin detenerme a pensar en los amigos queridos que tengo ahí, como Rosalinda, Ethel y demás nombres, yo empezaba a sentir una sensación de alegría indescriptible.
Imaginaba a la persona que se atrevió a tratarme como esclava y algunos otros personajes que aprendí a detestar volando por los aires, así que se me escapó un ¡hurra! casi sin querer y entonces desperté.
Aunque se los parezca, no es que desee el mal para nadie, ni que quiera que este sueño se haga realidad, más por los seres queridos que trabajan en El Universal que por otra cosa. De hecho, lo que le pase a los que me han hecho daño me tiene sin cuidado, pero la verdad es que el sueño es el único espacio en donde uno puede destrozar a sus anchas y, lo digo sin ningún remordimiento, mi sueño fue reparador.