sábado, noviembre 08, 2008

Y entonces, el placer...

La ciudad huele a humo, a miedo, a tristeza. La melancolía se apodera de los corazones. Y sin embargo, bendito cerebro que nos permite escapar cuando parece que ya no hay salida, hablar cuando parece que ya no hay interlocutores, cerrar los ojos y viajar a sensaciones felices. Bendito cuerpo, también, que nos permite llevar a cabo nuestros deseos. Y bendito aquel en quien hallamos respuesta. Desde esos terrenos surgió este texto.



El deseo femenino tiene un lenguaje propio, totalmente claro, que no admite censura.
Se expresa a través de la piel, la recorre, la eriza, la entibia, la erotiza.
Es combustible puro.
El más mínimo roce, el reflejo de uno mismo en los ojos del otro puede ser la llama que encienda la hoguera.
El cuerpo femenino responde de inmediato, se torna voluptuoso, y la sangre se agolpa en los labios, que casi sin quererlo se convierten en una clara invitación a iniciar el juego.
No es indispensable la urgencia. No está de más a veces, pero los anhelos siempre pueden verse satisfechos si se obedece al ritmo pausado y constante del deseo. Lo que es más, siempre resulta más erótico quitar poco a poco la ropa, oler y dejarse oler, tocar, besar y acariciar sin prisa.
Se requieren, en cambio, miradas en el otro que expresen que el deseo es correspondido, manos expertas que recorran y exploren. Manos sabias que sepan detenerse ahí, donde descubran un polo eléctrico que provocó un estremecimiento.
Y después, el cuerpo necesita el tránsito de labios y lengua tibios que lo hagan sentirse deseado, saboreado, anhelado.
Por supuesto, el deseo femenino no puede verse del todo satisfecho si no logra en el amante el mismo efecto, labor para la cual se puede echar mano de herramientas infinitas que salen a flote apenas la mente deshecha las inhibiciones y deja fluir el instinto.
Mojigaterías aparte, unas manos, una boca y una lengua femenina tienen exactamente la misma capacidad que las masculinas para explorar, reconocer y hacer que el cuerpo del amante se estremezca al contacto.
Y entonces el placer recorre caminos nuevos, casi indescriptibles, porque no se trata tan sólo de permanecer ahí, inerme, a la espera del placer que otro pueda provocar en uno, sino de participar en un juego en el que las sensaciones pueden llegar a grados altísimos de intensidad tanto al dar como al recibir.
En este momento pueden entrar en escena las fantasías ¿por qué no? La mente femenina es capaz de recrear las más variadas historias eróticas e intensificar con ello las sensaciones sexuales. Y entonces no importa que el amante sea el mismo con el que se ha conjugado un cuerpo por días, meses o años.
Aquel puede ser cada vez algo distinto: un patrón seduciendo a su sirvienta, el cliente de una prostituta ardiente, un violador sometiendo a su víctima, un príncipe con una de sus concubinas, un jefe con su secretaria, un amante de ocasión, un voyeur rompiendo las barreras de su propio juego, uno más de los participantes de una orgía que habrán de pasar por aquel cuerpo.
No hay, por tanto, aburrimiento posible, porque la mente no conoce límites y si se le deja actuar libremente es capaz de colaborar a que la mujer llegue al éxtasis.
El cuerpo femenino es sabio. Tiene su propio termómetro. Se colma de tibiezas y humedades conforme va subiendo el ritmo y el calor de las caricias y los besos hasta llegar al punto en que las palpitaciones anuncian la necesidad imperiosa de conjugarse con el otro, sentirse penetrado, colmado, en camino al clímax.
Y entonces los calores se transforman en suspiros, el cerebro se concentra en las sensaciones, las caricias cada vez más intensas, los besos lanzados hacia cualquier punto (porque entonces cualquier punto resulta erótico), los movimientos, la sangre a punto de ebullición. Se expresan palabras incomprensibles, lenguajes que sólo conocen los amantes y que casi nunca traspasan la barrera del momento.
Y de pronto, todo ocurre en un espacio de tiempo tan sublime que se siente eterno. Desde el pubis escapa, cual cascada, una serie de ondas eléctricas, la esencia misma del éxtasis, que corren por las venas, la piel y los sentidos.
No es posible ver más allá, pensar en nada, expresar una idea medianamente coherente cuando el cuerpo todo está concentrado en la sensación del placer más exquisito y la piel aún sufre los estragos de muchas ondas eléctricas que corren una tras otra por sus vasos sanguíneos sin descanso.
Y entonces, la placidez. Y el deseo original que se transforma en más deseo de besar, de morder, de dar voz al cuerpo agradecido por la experiencia.
Lo que sigue es variable. Que lo decida cada quien.
Pero eso sí, el deseo permanece latente, cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día, listo para empezar una vez más, las que sean necesarias, en el camino, el delicioso camino, hacia el placer.

6 comentarios:

...flor deshilvanada dijo...

Sos una genia Tay, que bien lo explicaste, lo que más me gusta es sutileza y delicadeza de este post, muy femenino y me hace sentir muy identificada, mi imaginación me mueve...

Un beso, que pases un lindo finde!

NORKA dijo...

... Y el cuerpo y sus secretos vibrantes y eso como dicen los psicologos y sabios en la materia siempre buscando tu satisfacciòn...

En verdad tu inspiraciòn me tiene cada dia màs, màs , màs y màs... este paso a paso està unico lastima que a veces sin querer saltemos sin querer digo los pasos ...

BESOS MUCHOS DE CHOCOLATE

Taito dijo...

Querida Evan: No sabes qué aliciente es tu comentario, amiga, porque justamente lo que quería lograr era lo que tú notaste: un texto que fuera sutil y delicado. Mil gracias, preciosa, que inicies la semana con mucha luz, la mereces.

Norkita adorada: Jejejeje... nada de saltarse pasos, preciosa, hay que obligarlos a que hagan todos ¿no?
Y ay, la inspiración, ojalá no se acabe, amiga querida. Un beso.

DULCE dijo...

No se que vientos te han llevado hasta mi blog, los celebro y agradezco tu visita
Este post, en un principio simula ser una clase explicativa, mas al continuar leyendo se me han erizado hasta los pelos de las pestañas.
Tierno y con un excelente manejo de la sutileza, vas logrando que destile puro erotismo.
Absolutamente de acuerdo en todo!
No racionalizar sentimientos, solo dejar que fluyan....
EL PLACER SIEMPRE GANA LA PULSEADA....
Te dejo mil besos mi querida Tay!
Nos estamos visitando!
Dulce

Carlos dijo...

...solo una mujer QUE VIVE Y SIENTE a plenitud puede escribir y detallar lo que es el ritual del amor para una mujer.

Porque si, porque a mis 30 años recién supe que se trata de un ritual femenino al cual has tenido la gracia, la suerte de ser invitado, para el cual TU has sido el hombre elegido y merece estar a la altura de nuestra parte.

Tuve la suerte de aprender, aunque sea tarde de una mujer igualmente impetuosa y llena de vida, de amor, y créeme, amar a una mujer, SABER amarlas es todo un arte.
Quizás fueron las lecciones más importantes de mi vida y no fueron en ninguna universidad.

Si todos los hombres entendieran que nuestros tiempos, ciclos, necesidades y hasta palpitaciones son distintos a los de las mujeres, no creo hubiese tantos divorcios.

Llegué a tener con esa mujer una comunión sensual y sexual TAN perfecta que realmente creí era la mujer de mi vida.
Lastimosamente yo no dejaría mi país por nadie, la tierra donde descansa mi viejo me ata, y me siento felíz en ella...

Besitos Taydé!

Taito dijo...

Gracias, Dulce por tus palabras. Pasé a tu blog porque me picó la curiosidad de las invitaciones que nos hacías a visitarlo en Facebook, y me gustó mucho tu apertura, tu manera de decir las cosas, en fin... ya estás entre los favoritos, como puedes ver. Y bueno, nos estamos viendo como bien dices.
Un abrazo.

Querido Carlos: Siempre me encanta leer tus puntos de vista; detrás de ellos percibo una sabiduría humana mucho más grande que la mayoría de las que he conocido. Me encantó esto que dices de que el sexo es un ritual femenino en el que el hombre es el invitado elegido por la mujer. Es una pena que no se haya podido concretar la relación con esa mujer que te llevó a entenderlo así, pero creo que tus decisiones siempre van amparadas por la reflexión, así que merecen todo mi respeto. Gracias por volver a este espacio que te extrañaba mucho. Un beso. Tay