sábado, enero 17, 2009

Las preguntas del millón


En los últimos meses me ha tocado escuchar a varios hombres quejarse (a veces con sarcasmo, a veces con amargura) de las dos preguntas femeninas que, al parecer, encabezan la lista de interrogantes incómodas que solemos hacer las mujeres a nuestras parejas: ¿Cuál de estos dos vestidos me pongo?, y ¿Me veo gorda?
Hace apenas unos días, el actor mexicano Héctor Suárez Gomis habló de este tema en un ingenioso texto que compartió con sus amigos en Facebook. En su artículo, Gomis se refirió a este problema con simpatía, pero al mismo tiempo con la sabiduría del que ha tratado de salir ileso, sin lograrlo, después de ser atacado con estas dos interrogantes femeninas.
De ahí que pensé en la conveniencia de escribir un texto desde el punto de vista femenino que ayudara a los hombres a medio entender el complejo razonamiento que nos lleva a las mujeres a hacer estas preguntas.
La labor, quiero decirles, ha sido titánica.
Empecé, claro, imaginando el hecho mismo, el momento en que uno, como mujer, hace estas preguntas, lo que responden los hombres y las tormentas que se generan después.

Caso A
- ¿Cuál de estos vestidos me pongo?, dice uno como mujer
- Ponte el verde.
- O sea que el negro no te gusta.
- No, no, sí me gusta, pensé que quizá sería mejor el verde.
- No. No te gusta el negro, y no me lo habías dicho hasta hoy.
- Bueno, ponte el negro.
- ¿O sea que no te gusta el verde?
La mujer se queda enojada y el hombre se queda con cara de what?

Caso B
- ¿Me veo gorda?
- Te ves muy bien.
- ¡Ay, por favor, cómo vas a decir eso! Mira estas llantas, mira esta barriga.
- Yo te veo perfecta, me gustas mucho.
- No me mientas.
- Pero si no te estoy mintiendo.
- ¡Claro que me estás mintiendo!, sabes que me veo mal y no me quieres decir.
- Pero…
Y lo que sigue a continuación generalmente es una discusión que puede adquirir los más variados matices.

Tras plantearme este par de situaciones, traté de escarbar dentro de mí misma (que soy de las que ha hecho este par de preguntas antes de saber cuán incómodas resultaban), para tratar de dar con la raíz del problema y encontrar las posibles soluciones a ofrecer al ala masculina del mundo.
Aquí fue donde la labor se puso color de hormiga y donde caí en cuenta que, en efecto, las mujeres somos más complicadas de lo que parecemos a primera vista y que entendernos no es cosa fácil.
Me pregunté, en el Caso A, ¿por qué interrogo a mi marido sobre cual ropa opina que debo ponerme?
De entrada, si quisiera justificarme (cosa que no pretendo) diría que lo hago como un detalle para que él sepa que me importa su opinión y que quiero estar tan bonita como él desee.
Pero, siendo honesta, la verdad es que cuando le pregunto a él qué vestido debo ponerme, ya está casi decidida en mi mente la opción que me gusta más y sólo estoy buscando una confirmación de su parte.
Por supuesto, como mi marido aún no desarrolla capacidades de adivino, la mayoría de las veces yerra en su respuesta y me sugiere vestir con la opción que menos me gusta… he ahí donde empiezan los problemas.
Por otra parte, a veces sucede que él acierta y me dice la opción que me gusta, pero tampoco quedo del todo satisfecha… y lo peor es que ni siquiera sé por qué.
Por lo tanto, no tengo una respuesta concreta.
Sugerencia para los hombres de la audiencia: Quizá serviría si, después de que les hacemos la incómoda pregunta del Caso A, nos contesten con algo así: ¿Y cuál opción te gusta más a ti? Porque yo veo los dos vestidos muy bonitos y te sientan a la perfección. Este resalta más tus senos, y aquel te hace ver unas caderas espectaculares…
Pero no me hagan mucho caso, porque ni siquiera estoy segura de que esto sirva. Si hacen el experimento, me cuentan.

En cuanto al caso B, aún más complicado que el A, me pregunté, ¿a qué viene esta manía de preguntar si estoy gorda?
Bueno, no sé si es así en todos los casos, pero en el mío, generalmente es porque me siento insegura en el momento que lo pregunto y generalmente la interrogante correcta, que incluyera lo que realmente estoy pensando, debería ser de una de estas dos maneras:
1) ¿Me ves gorda?... ¿No?.. ¿Y entonces por qué me dio la sensación que admirabas el cuerpazo de esa mujer que iba pasando por la calle?, o ¿por qué estabas babeando con la actriz de la pantalla?, o ¿por qué tratas tan bien a aquella mujer de senos portentosos de tu oficina?
(Y reconozco que probablemente el comportamiento que creí ver en el otro sólo sea idea mía... pero lo reconozco ahorita, porque en el momento no veo más allá de mis narices).
2) ¿Me ves gorda?.. ¿No?.. Pues yo sí, sobre todo por la llegada de esa vecina/compañera de trabajo/etc., que me hace sentir que en cuanto la veas vas a babear…

Insisto, este es mi caso. Sería una osadía pretender que en todos los casos sea así, porque de por sí las mujeres somos complicadas y si a eso le agregamos que cada cabeza es un mundo, la cosa se puede poner fea.
Sugerencia para los hombres de la audiencia: Tal vez la respuesta correcta a esta difícil pregunta sería, Yo te veo perfecta ¿por qué te sientes insegura si te ves fenomenal?
Claro, muy probablemente la respuesta tenga que ver con ustedes y no les guste, pero al menos abreviarán la guerra que ya se ve venir.
Sugerencia para mujeres de la audiencia: Amigas, después de este exhaustivo repaso a mi complicado cerebro llegué a la conclusión que a veces deberíamos hablar más claramente y esperar menos que nos adivinen el pensamiento.
¿O qué opinan ustedes?

6 comentarios:

...flor deshilvanada dijo...

Opino igual que vos... no podemos pretender que nos adivinen, mejor hablamos clarito y nos evitamos malos momentos ;)

Voy a buscar eso en FB, no lo he visto.

Un beso Tay!

Carmeliuox Pera dijo...

Hola Tayde.

Me causo mucha risa las preguntas que la mayoría de las mujeres hemos hecho.
Como muchas me preocupa mi aspecto y decidí vestirme a como yo me siento segura, hace mucho tiempo deje de preguntar a mi marido que me pongo, porque me di cuenta que solo alzaba la mirada y decir negro y si se percataba que lo miraba a los ojos fingía interés y se decía no mejor verde, jajaja, además que en ocasiones saben poco de moda (Te quieren ver al día, pero si el modelo es para una anorexia y tienes unos con unos kilos de más es ilógicos que no te veas igual), pero si me visto como yo me siento segura tengo la idea de que reflejo más belleza que cualquier vestido o atuendo de moda.

De lo otro me quedo claro que los hombre tienen a distraerse con cualquier mujer voluptuosa en su entorno, lo que no quiere decir que no te quieran simplemente su instinto animal los supera, jijiji, cosa que no podemos cambiar.
Lo que es un hecho es que el cuerpo de las mujeres cambia y es algo que no se puede evitar solo minimizar con cuidados, pero la verdad somos difíciles y nunca estamos contentas con nuestra apariencia.

isaurapdeve dijo...

La opinión masculina siempre es buena para medir nuestro impacto en las audiencias, pero ojo! que no sea la del marido o novio, porque deja de ser fiable.
Es cierto, creo que las preguntas que hacemos sobre nuestro aspecto son retóricas y sea cual fuere la respuesta del interfecto, no nos complace..
Yo sugiero que mejor hagamos el intento de no preguntar sobre nuestro aspecto y sentirnos fabulosas vayamos como vayamos.. (que si al final a ellos no les gusta como nos vemos, tenemos pretexto para decir que nos cansamos de preguntar y que contesten lo que no deben.. jaja)
Saluditos Tay!!!

el fantasma de la libertad dijo...

Tay,

para serle sincero, más allá de la gracia de ciertos sinsentidos en el razonamiento femenino (sobretodo el "que estoy gorda"), creo que hay una falacia que no puedo dejar pasar en el comienzo mismo de su texto (o por ahí):

"De ahí que pensé en la conveniencia de escribir un texto desde el punto de vista femenino que ayudara a los hombres a medio entender el complejo razonamiento que nos lleva a las mujeres a hacer estas preguntas."

¿COMPLEJO? ¿Donde está el "razonamiento complejo"? Yo sólo veo la más común y banal de las vanidades femenidas (por algo es común a ricos y pobres). No hay complejidad alguna, y eso es lo que frustra tal vez no a todos los hombres pero sí a mí. Tampoco hay razonamiento, solo veleidades.

Entiendo la vanidad femenidad y en ocasiones la celebro, pero de jamás hablaría de razonamientos y menos que menos, "complejos"... ¿sino que queda para el pobre Kant, Foucault o incluso el más austero Borges?

Saludos y no se tome a mal este comentario!

Taito dijo...

Queridas Evan, Carmeliux, Isaura: He andado de pocas palabras en estos días, pero tuve ocasión de leerlas y de alegrarme por sus comentarios en los que coincidimos. Un abrazo cariñoso a las tres.

Mi muy querido amigo Fantasma: Ya lee arriba que estoy de pocas palabras. Sin embargo, ello no me impide decirle que me alegra mucho su presencia en este espacio, si bien difiero de su opinión. Sin embargo, como siempre, respeto su punto de vista. Saludos.

alejandro0glez@gmail.com dijo...

Tay...
Cuando las mujeres te hacen esas preguntas, también convendría preguntar... ¿qué quieres oir,la verdad, mi opinión o lo que quieres escuchar? y con eso suelen dejarnos al menos por un rato en paz...
Los hombres a veces no tenemos complicaciones (por eso no tenemos un tendal de pares de zapatos, nos basta unos cuantos cambios de ropa, y casi siempre, la moda nos interesa tanto como recibir una inyección intramuscular).
Otra cosa, ante la pregunta "estoy gorda?" si uno está enamorado siempre buscará subirle el ego a la esposa o a la pareja, independientemente si tiene sobrepeso o no... pero casi nunca esperes una respuesta sincera al respecto... porque curiosamente si una mujer siente que está gorda es lo que menos le importa a su pareja...
Además, como lo dice el sabio refranero popular "más vale gordita que cause risa, que flaca que cause lástima". Abrazos.