lunes, diciembre 01, 2008

Olivier y Taydé, una historia de amor (texto y video)

Iniciamos nuestro noviazgo en abril de 1992 con todas las apuestas en contra. Los que más nos daban, calculaban que duraríamos un mes, quizá dos.
Después de todo, para muchos de nuestros compañeros y amigos de la Escuela de Periodismo Carlos Septién, yo era una vampiresa de 25 años, mientras él era un inocente jovencito de 24; yo era extrovertida, él introvertido; yo era una morena pequeñita, él un rubio alto de ojos claros; yo parecía niña rebelde, él tenía aspecto de niño bien. No parecíamos tener nada que ver el uno con el otro.
Nosotros mismos dudábamos sobre las posibilidades que tendría aquella relación; por lo tanto, el primer día hicimos lo que hacemos siempre: hablamos claramente y nos dijimos que si aquello no funcionaba en un mes, nos separábamos y tan amigos como siempre.
El noviazgo, sin embargo, se extendió tres años y medio porque no tardamos mucho en darnos cuenta que las apariencias son sólo apariencias y que teníamos razones de sobra para amarnos y entendernos.
Y sin embargo, nos casamos el 2 de diciembre de 1995 con todas las apuestas en contra.
Era una época de crisis económica que no parecía ser la más propicia para que un par de periodistas novatos iniciaran una vida en común.
Además, para la mayoría de nuestros familiares y amigos éramos jóvenes e inexpertos. Muchos creían que aquel aparente entendimiento era un espejismo. No lo decían, pero intuíamos que opinaban que nuestra boda se trataba de un capricho. Y muchos seguían pensando que éramos tan distintos como el agua y el aceite .
No ayudaron a cambiar los malos pronósticos los primeros años de nuestra vida en común, porque ambos decidimos trabajar como lo habíamos hecho siempre: él en casa, cumpliendo con encargos free lance, y yo en la calle, en una redacción; por lo tanto, aunque este sistema nos funcionaba a nosotros a la perfección, a los ojos de los demás no cumplíamos la estructura tradicional de un matrimonio mexicano: La mujer en casa y el hombre trabajando en la calle.
Las críticas fueron y vinieron, incluso se intensificaron cuando nacieron nuestros hijos y él decidió aprovechar las ventajas de trabajar en casa para cuidarlos personalmente. Nadie se detuvo a pensar en lo valioso que sería para mis hijos crecer, aunque sólo fuera algunos años, al lado de su padre el 100 por ciento del tiempo. Nadie se detuvo tampoco a pensar en si éramos felices.
Aun así, nuevamente desafiamos en silencio las pobres expectativas que se tenían sobre nosotros y dejamos que el tiempo hablara por sí mismo.
La solidez de nuestra relación, la calidez con que ambos dotamos a nuestro hogar y el hecho de que nuestros hijos crecían fuertes, sanos, educados y con buenos valores acallaron muchas bocas incrédulas.
No obstante, en los últimos tres años, hemos vivido situaciones difíciles.
En algún momento nos faltó el trabajo y el dinero y la desesperación se apoderó de nosotros. Nos llenamos de deudas que han sido difíciles de saldar, nos robaron y tuvimos que soportar la pérdida de algunos seres muy queridos.
Para colmo, justo ahora, que por fin mantenemos “la estructura tradicional del matrimonio” (él trabaja en la calle y yo en casa) tenemos menos tiempo para compartir.
Por todo ello, ha habido ocasiones en las que ha sido inevitable preguntarse si todos los que apostaban poco por nosotros no tendrían razón. Si la crisis que nos ha atacado en los últimos años no ha sido producto del error que cometimos al mantenernos juntos contra todo pronóstico.
Sin embargo, incluso hemos superado nuestras propias dudas. Hoy cumplimos nuestros primeros y cabalísticos 13 años de matrimonio y seguimos como siempre, siendo los mejores amigos, luchando codo a codo y amándonos cada día un poco más.
¿Qué sigue mañana? ¿Qué más pasará en nuestra relación?
No lo sabemos, pero creo que una de las claves del éxito de mi vida al lado de Olivier es que jamás nos hemos puesto metas a largo plazo sino que vamos viviendo y enfrentando cada día con la mejor de las sonrisas.
Para él, quien es sin duda el hombre de mi vida, con quien he pasado más de un tercio de mi existencia, hice este video, con todo el amor que he acumulado al paso de los años y que es difícil de explicar con palabras; pero quise traerlo aquí para compartirlo con mis amigos y dar a conocer nuestra bellísima historia de amor. Ojalá se animen a verlo.



7 comentarios:

Carmeliuox Pera dijo...

Hola Tay.
Estoy segura que seguirás siendo muy feliz a lado de Oliver y de tu hermosa familia, muchas felicidades por esos 13 años de dicha.

Sabes Tay yo creo que la vida es importante por esos bellos momento, pero las dificultades también importan, porque te mantienen unida a la familia, cuando se toman como pruebas son muy difíciles de supera y por ilógico que sea cuando estas a punto de tirar la toalla encuentras la solución.

Tu eres como un pez que nada contra corriente y tu mayor fuerza son tu familia.

Saludos un fuerte abrazo.

mardevientos dijo...

me anime a verlo, a meter la nariz en la vida de ustedes dos.. Lindisimo el regalito que le preparaste. Feliz aniversario!

...flor deshilvanada dijo...

Felicidades por tantos años de amor, Tay!

Nos demostrás que el amor eterno es posible. :)

Un beso, amiga linda!

Taito dijo...

MI CARMELIUX, PRECIOSA: Gracias, amiguita. Gracias por estar aquí y con tan bellas palabras.
Y sí, tienes toda la razón, los momentos bellos nos hacen felices, pero los difíciles nos ayudan a crecer. Hasta ahora siempre los hemos superado y espero que siga siendo así. Un abrazo, preciosa, y buena semana.

MARDEVIENTOS: De verdad, muchas gracias por animarte y compartir esto con nosotros. Me dio mucha alegría tu presencia. Ya tendré oportunidad de comentar en tu espacio.

QUERIDA EVAN: Gracias, amiga... espero que siga siendo posible siempre. Eres un sol. un besito.

isaurapdeve dijo...

Una vez más, felicidades! poco queda por decir,casi se siente uno chismoso al ver algo así.
Les deseo que sigan enamorados siempre y sobre todo, mucha felicidad!

Carlos dijo...

Tu historia de amor, de matrimonio es un hermoso legado para tus nenes Tay porque no hay herencia como ver separase a los padres solo por la muerte. Te lo digo por experiencia.

Me recordó mi joven matrimonio, me casé en el 93 pero yo no tuve tu misma suerte, de todas formas guardo un bonito recuerdo.

Que tu matrimonio dure mil años más y lugo se repita, en esta vida y en la otra querida amiga.

Abrazos a ti y Oliver.

Unknown dijo...

Muchas felicidades, linda y que sean muchos años más igual de buenos. Siento no poder visitarte más últimamente, pero ando mal de tiempo. Muchos besos,
V.